Audio
Lectura
En lo profundo de las montañas del Tolima, donde la neblina se desliza por los caminos y los ríos murmuran secretos antiguos, se esconde una de las leyendas más inquietantes de esta región colombiana.
Cuentan los habitantes de municipios como El Espinal, Icononzo, Chaparral, Purificación y muchos otros, que cuando cae la noche, y el viento sopla con fuerza entre los árboles, puede escucharse el sonido de una mujer lavando ropa. Golpes rítmicos de tela contra piedra, acompañados de un canto suave, melancólico, que flota en el aire como un lamento. Es el aviso de que La Lavandera está cerca. Una presencia que no se ve con claridad, pero que se siente en lo más profundo del pecho, como si algo dentro supiera que debe tener cuidado.
La leyenda habla de una mujer marcada por el dolor. Algunos dicen que fue una madre que, por desesperación o tragedia, perdió a sus hijos. Otros aseguran que murió al dar a luz, dejando tras de sí una vida inconclusa, un vacío que la hizo vagar sin paz. Sea cual sea su origen, lo cierto es que su alma quedó condenada a lavar eternamente las mismas prendas, noche tras noche, en los ríos y quebradas del Tolima, buscando purgar su culpa o reencontrarse con lo que perdió.
Quienes afirman haberla visto, la describen como una figura femenina vestida de blanco, empapada, con largos cabellos oscuros que cubren su rostro… o peor aún, dicen que no tiene rostro. Su imagen genera escalofríos. Hay quienes aseguran que, tras encontrarse con ella, enfermaron sin explicación o se perdieron en el monte durante horas, sin recordar cómo volvieron. Algunos nunca regresaron.
Pero La Lavandera no es solo un mito para infundir miedo. Como muchas leyendas populares, cumple una función más profunda: es una advertencia. Un llamado de atención para evitar que la gente —especialmente los jóvenes— se aventure sola en la noche por caminos que pueden ser peligrosos, cerca de ríos donde una creciente puede sorprender, o donde la oscuridad es tan densa que puede desorientar incluso al más experimentado.
Aunque muchos consideran que es solo un mito, hay quienes aseguran haberla escuchado en noches de luna nueva, cuando la niebla cubre los caminos y el río parece hablar.
En el Tolima, como en muchas regiones rurales de Colombia, estas historias no se cuentan solo por tradición. Se cuentan con respeto… y con algo de temor.


Jose Luis Rodriguez y Angie Daniela Velasquez una pareja motera, provenientes de El Espinal – Tolima, que comparte unánimemente la pasión de ser libres viajando sobre dos ruedas, buscando desconectarse de la cotidianeidad para conectar con la vida, conociendo lugares, culturas, personas, e incluso a nosotros mismos, además de experimentar la vibra emocionante de sentir el viento en nuestras caras, el corazón acelerado por la adrenalina de llegar a ese destino y seguir por más recorridos continuando la aventura. Somos:

