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En la misteriosa niebla que arropa a los bosques de sauce y ciprés fúnebre y en los montes tenebrosos, ríos turbulentos y cementerios abandonados, mora el espíritu maligno del pájaro silbador.
La creencia popular y la superstición dicen que el silbador es “ave de mal agüero”, que está a la sombra de los muertos y que lleva las almas de los malvados al abismo insondable del fuego eterno del infierno. El silbador está poseído por el espíritu del demonio, disfruta del “sol nocturno” y de la “oscuridad espiritual”; juzga a los difuntos, asecha a los vivos y les vaticina enfermedades, calamidades, tragedias, ruinas y muerte. Cuando el diabólico silbador vuela por los llanos calurosos, por las montañas frías y por los ríos ruidosos, los escoltan búhos de mal presagio, buitres de mala premonición, mochuelos siniestros, cuervos y cornejas mortuorias. De repente aletean bandadas de murciélagos, mariposas negras y urracas aduladoras y astutas.
El silbador a veces adopta la forma de pájaro carpintero en representación del demonio, de los herejes y de la condenación. Otras veces el silbador posee el espíritu de un buitre y luego se alimenta de las entrañas y carroñas de los humanos, de escarabajos, caracoles, escorpiones, gusanos, alacranes, sapos y serpientes. El ánima del silbador tiene significación maléfica, siembra la discordia, el odio, la violencia, la guerra y el desamor. Y en medio del pandemónium le corta sin piedad “el hilo de la vida” a los que no disfrutan de sus sinfonías.



Jose Luis Rodriguez y Angie Daniela Velasquez una pareja motera, provenientes de El Espinal – Tolima, que comparte unánimemente la pasión de ser libres viajando sobre dos ruedas, buscando desconectarse de la cotidianeidad para conectar con la vida, conociendo lugares, culturas, personas, e incluso a nosotros mismos, además de experimentar la vibra emocionante de sentir el viento en nuestras caras, el corazón acelerado por la adrenalina de llegar a ese destino y seguir por más recorridos continuando la aventura. Somos:

